Imaginemos por un momento que un grupo de amigos decide jugar al poker una noche cualquier en la casa de alguno de ellos. Sin embargo, luego de una breve conversación deciden no apostar con dinero sino divertirse usando simplemente unas fichas de plástico. Las fichas como tal carecen de valor monetario pero ellos han elegido jugar pretendiendo que sí. Ahora supongamos que son 4 los involucrados y reparten 10 fichas para cada uno, contando con 40 fichas en total. Las 40 fichas yacen en la mesa a la vista de todos y acuerdan jamás aumentar o disminuir el número de fichas existentes arbitrariamente. En la medida que avanza la noche, con cada partida, las fichas cambian de dueño y la cantidad que posee cada uno varía, dependiendo de la suerte de cada jugador. Por ejemplo, el jugador #1 podría poseer 20 unidades, el #2, 5, el #3, 14, y el #4, 1. Según esta escena hipotética aquí planteada, se podría establecer que, esta “nueva moneda”, funcionando como medio de valor e interca